Trailer El Color de La Guayaba from John on Vimeo.
Tuesday, November 30, 2010
"Pisa y no arranca la Corporación de Cine de Puerto Rico" tomado de PrimeraHora.com. un diario de PR
http://www.primerahora.com/Xstatic/primerahora/template/content.aspx?se=nota&id=448362 Nadia Barbarossa y Mariella Pérez, productora ejecutiva y directora ejecutiva de la Corporación de Cine de Puerto Rico, respectivamente, niegan que exista como prioridad el mercadear la Isla como centro de producción de cintas extranjeras. (Primera Hora / Ana María Abruña Reyes)
martes, 30 de noviembre de 2010
Amary Santiago Torres / Primera Hora
Sobran deseos, falta dinero.
La directora ejecutiva Mariella Pérez y la productora ejecutiva Nadia Barbarossa, de la Corporación de Cine de Puerto Rico, aseguran que los esfuerzos para impulsar una industria de cine nacional han ido a la par con las iniciativas para traer proyectos extranjeros a la Isla.
Lo que sucede, según expusieron, es que el Fondo Cinematográfico no ha logrado regenerarse porque los productores locales no han podido repagar el préstamo concedido y, además, no se han concretado los “empaques financieros” aprobados por la Corporación. Sobre esto último, se refieren a que algunos productores no han podido recaudar su parte del presupuesto, por lo que la Corporación no desembolsa el dinero del préstamo del Fondo hasta que se tenga evidencia de que ese dinero se consiguió.
En total, la Corporación de Cine ha prestado 3,294,728 de dólares a cineastas boricuas, pero no ha recibido ese dinero de vuelta. Las películas por las que se debe tal suma son: Agua con sal, Carnavales del Caribe, Cayo, Cimarrón, Desamores y Ladrones y mentirosos.
Es por esto que se ha visto una merma en la producción de filmes nacionales. Las profesionales niegan que haya una instrucción por parte de esta administración gubernamental para darle prioridad a potenciar a Puerto Rico como un centro de filmación. Esa percepción de que las producciones nacionales no han tenido el respaldo en estos casi dos años en que las ejecutivas han estado al timón de la agencia no es real, especificaron.
“El perfil de los proyectos que vienen de afuera es más atractivo a nivel de prensa y presentación de Puerto Rico como destino fílmico. En la que traes a George Clooney y Johnny Depp, hay un interés mayor de la prensa y del público. Pero ellos no acceden al Fondo, sino que mueven la economía. Los esfuerzos han sido exactamente igual, lo que pasa es que la Ley 362 (que provee al inversionista un incentivo de 40% de las partidas presupuestarias pagadas a residentes de Puerto Rico y a entidades locales) estaba más estructurada y tenía un programa de mercadeo que funcionaba y se ha mejorado, mientras que el Fondo estaba en un estado crítico”, mencionó Barbarossa, quien indicó, como evidencia de que se han aunado fuerzas para estimular el cine local, los auspicios a festivales (Cinefiesta, Divercine), talleres, cortometrajes y becas como la Raúl Juliá, y los empaques financieros que se han aprobado.
Pérez dijo que en estos casi dos años se han dado a la tarea de “reconstruir los archivos y desembolsos del Fondo”, que tiene nueve años de existencia. “Nadie había hecho un archivo para saber hacia dónde han ido a parar esos fondos. El Fondo es un préstamo a cinco años sin intereses, pero que se tiene que repagar”, señaló Pérez al aclarar que los $3.3 millones de los que se nutre el Fondo por año fiscal se reciben en tres partes.
Pérez explicó que el Fondo no se está alimentando de los repagos, sino de los $3.3 millones de año fiscal, que dependiendo del flujo de proyectos, se “reservan” para los empaques financieros de algunos proyectos aprobados, como fue el caso del filme Julito Maraña, de los productores Freddy Rodríguez, Bob Teitel y René Rigal. Después de que se reservó el dinero, los realizadores no pudieron reunir su parte del presupuesto y el proyecto no progresó.
“El Fondo no aprueba el 100 por ciento de un proyecto, hay un tope de 80 por ciento o $1.2 millones, lo que sea menor. Hemos aprobado empaques financieros, pero el productor no logra recaudar ese 20 por ciento de su presupuesto, entonces se cae. Muchos proyectos no se han materializado porque no logran completar su parte y da la impresión de que no sacamos proyectos de aquí”, puntualizó la directora ejecutiva, quien dijo que, como parte de los acuerdos, los productores de Julito Maraña, con un presupuesto aproximado de $3 millones, tuvieron un año para reunir su parte del presupuesto.
“Esos fondos los reservas, no puedo utilizarlos con otros proyectos. Entonces, hay unos dineros aguantados para unos proyectos que no se han dado”, reiteró al señalar que otro proyecto que está a punto de expirar el plazo de recaudación es Anacobero, de la compañía Katelola.
Otros proyectos aprobados, pero aún sin poder materializarse, son Parecido a Sebastián, de Cucubano Films; Hugo, Paco y Luis, de Pasadena Films; y El acantilado, de Alquimia Films.
Las profesionales mencionaron que en el periodo de su gestión se han logrado los filmes América, de la compañía Isla Films; y The Caller, de la casa The Caller Productions. A ambos se les otorgó un financiamiento de un millón de dólares. También se realizó La hija natural, una coproducción entre Puerto Rico y República Dominicana, de las compañías Producciones Línea Espiral de República Dominicana e Isla Films.
Pérez fue enfática en que mientras el Fondo no se repague con los préstamos otorgados a otros proyectos, el flujo de trabajos disminuirá. “Si seguimos dando los $3.3 millones y no existe un repago, el Fondo no se regenera. Se gasta y no hay repago. En la medida en que se pague, podemos hacer más proyectos. Desafortunadamente, los proyectos fílmicos locales no han tenido éxito taquillero”, comentó la directora ejecutiva al asegurar que es consciente de que aún el público tiene sus reservas para visitar las salas con filmes nacionales.
El productor tiene cinco años para repagar el préstamo. Una vez se cumple el término, se inicia un proceso legal para que el proyecto pase a ser propiedad de la Corporación, y la deuda se paraliza. Las ejecutivas coinciden en que, aunque el proyecto se suma al acervo, no tiene “salida comercial” después de transcurrido este tiempo.
Entre los proyectos que se encuentran en este grupo están Cayo, de Producciones Paractuar; Desamores, de Propaganda Films; Cimarrón, del Cine del Caribe; y Ladrones y mentirosos, de Ladrones y Mentirosos, Inc., según información provista por la Corporación.
Buscan soluciones
Mariella Pérez y Nadia Barbarossa adelantaron que entre las gestiones para atajar la situación del Fondo contratarán los servicios de un cobrador que garantice las aportaciones económicas a la cuenta del préstamo e instarán al productor a tener un plan de negocio.
“Un collector que a la hora de que entre un cheque a la producción fílmica, se haga una distribución equitativa y garantizar un plan de negocio que haga sentido, sea lógico, práctico y real. Sé que el público no va al cine, por la razón que sea, pero esto será orgánico porque cuando presentes proyectos buenos y de calidad, tendremos una respuesta positiva”, señaló Barbarossa.
Pérez, por su parte, mencionó que evalúan además las gestiones de otros países con fondos como Argentina.
“Cayo rompió el hielo”
El productor Pedro Muñiz señaló que es “difícil” repagar el préstamo del Fondo Cinematográfico que otorga la Corporación de Cine por la naturaleza de nuestra industria.
Muñiz produjo el filme Cayo (2005) con un préstamo del Fondo, no obstante, no pudo repagar este dinero. Incluso, a raíz de esta experiencia, el productor no ve como una opción la realización de cine nacional por las pérdidas económicas que enfrentó.
“Lo que hice con Cayo fue entregar mi salud económica, producto de 35 años de trabajo. Me pelé”, dijo el productor de Lo que le pasó a Santiago.
“No sólo por lo que invertí en ese 20 por ciento, porque además pierdes dinero en lo que hagas para exportar el producto. Todavía estoy pagando mucho dinero”, agregó.
El proyecto de Muñiz fue el primero que se financió con el Fondo, por lo que él asegura que esto le perjudicó porque no había procedimientos establecidos.
“Cayo rompió el hielo. Después, es que han surgido mecanismos posteriores a mi película, en esta administración y en otras. Se hicieron ajustes para que el productor no se viera tan comprometido. Este Fondo me lo inventé yo, para cuando hicimos Lo que le pasó a Santiago, y lo cabildeamos. Pero tengo que reconocer que partí de unas premisas que no resultaron correctas. Pero también el Fondo pretendía que de 10 películas, quizás una recuperaría.
Nunca el Fondo pretendía que el productor tuviera que repagar ese préstamo”, añadió quien entiende que aún se deben hacer ajustes a los procedimientos para tener acceso al Fondo, porque el “95 por ciento del cine independiente internacional no recupera su inversión”.
Primera Hora se comunicó con otros productores, pero prefirieron no aportar a esta discusión.
Sunday, November 28, 2010
Lista para triunfar
Artticle pasted from:
http://www.elnuevodia.com/listaparatriunfar-826500.html
Lista para triunfar
http://www.elnuevodia.com/listaparatriunfar-826500.html
Lista para triunfar
La cinta puertorriqueña recibió un premio de la Women in Film por su dirección
(Suministrada)
Por Marcos Billy Guzmán / Especial El Nuevo Día
En la costa de Puerto Rico, una mujer se gana la vida limpiando cuartos en un hotel lleno de gente rica que la mira con desprecio. Su madre alcohólica la resiente, su novio le pega y su hija de catorce años detesta vivir con ella. Entre tanto drama, decide emigrar a Nueva York con el fin de encontrar una mejor vida. Pero allí, enamorada de otro hombre, se enfrenta nuevamente al profundo dolor de su pasado.
Es la dramática historia de América González, personaje que la reconocida escritora boricua Esmeralda Santiago creó en su novela “El sueño de América” y que la directora Sonia Fritz recreó para la película “América”, cuyo estreno está pautado para marzo del año entrante en la Isla.
Pero la cinta ya comienza a darse a conocer en el exterior, pues su dirección fue galardonada recientemente cuando la también profesora de cine recibió el prestigioso Nancy Malone Directors Award por parte de la organización Women in Film. En ese contexto, Sonia Fritz quiso compartir su emoción ante el reconocimiento y adelantarle algunos detalles del filme a El Nuevo Día.
“Haber sido considerada entre 140 proyectos de mujeres activas es un orgullo total. Es un gran logro para mí, pero también para el equipo que trabajó en esta pieza”, dijo en torno a la producción de Frances Lausell para la compañía de ambas, Isla Films.
Eso, sin embargo, no es lo único que mantiene al elenco contento. Y es que el largometraje boricua, que cuenta con el apoyo de la Corporación de Cine de Puerto Rico, también está confirmado para exhibirse del 1 al 13 de marzo en el Cinequest Film Festival, que suele celebrarse después de los premios Oscar en California.
“En la etapa de posproducción, estamos terminando la mezcla de sonido, luego haremos la copia final en Nueva York y entonces todo estará listo. Pero ya sabemos que vamos a participar en un prestigioso festival en el que los actores podrán participar del ‘screening’ y contestar preguntas”, mencionó sobre la coproducción de Edward James Olmos y Limary Nadal, quien también protagoniza la película.
Todo un reto
Para Fritz, este proyecto ha sido el mayor reto de su carrera, aunque admite que fue un gusto trabajar junto a un elenco de actores como Tony Plana (“Ugly Betty”), Rachel Ticotin (“The Sisterhood of the Traveling Pants”), Edward James Olmos (“Miami Vice)” y Frank Perozo, novio de la actriz Denise Quiñones. Asimismo, destaca la participación de puertorriqueños como Teresa Hernández, Luz María Rondón, Luis Gonzaga, Michael Stuart, Anamín Santiago y Marisé Álvarez.
“Fue una película muy complicada y compleja, porque es una adaptación de una novela de más de 300 páginas que debió resumirse en un guión de 90, manteniendo la esencia y el espíritu de los personajes y la historia”, sostuvo.
En ese proceso, la directora explica que se concentró en hacer la historia “mucho más visual y menos contada”, con el fin de contrarrestar los numerosos monólogos de la obra escrita.
Además de la dificultad de la concisión, ella reconoce -sin revelar la cifra- que “tuvimos un presupuesto apretado” para poder rodar a “América” en un período de 18 días.
Cabe destacar que las escenas se filmaron durante cinco días en Vieques y San Juan, donde recrearon el interior de la casa del personaje principal, el aeropuerto y una lavandería. Mientras tanto, los exteriores de esos espacios fueron plasmados entre un aeropuerto, el puente de Queensboro y paradas de trenes de la Gran Manzana. Allí, por casualidad, lograron capturar la caída de nieve.
Vigencia social
Por su filmografía, lo que más fácil -aunque intenso- se le hizo a Fritz en esos momentos fue llevar una trama basada en la violencia doméstica, la inmigración y las complejidades de la relación interpersonal entre madre e hija.
“Me siento cómoda hablando de mujeres, pues conozco su psicología y me interesan sus historias. Además, yo también inmigré de México para acá (Puerto Rico), por eso tramas como ésta me llenan”, expone.
Por tal motivo, como en el libro, la también productora quiso subrayar en la cinta la narrativa de una mujer que hace lo posible para impedir que un ciclo de violencia pase a la tercera generación de su familia.
En ese sentido, la principal razón por la que aceptó el trabajo radica en que a ella le parece que se trata de un “tema muy contemporáneo, en este mundo tan globalizado de gente que se muda de su lugar de origen por razones económicas y mujeres que abandonan a sus hijos mientras consiguen una mejor vida”.
Precisamente, Fritz entiende que su ya premiada dirección en el filme sobresale por la habilidad que tuvo de “destacar tanto a la mujer individual y como en colectivo, como un grupo de féminas que están luchando”.
La autora ya la vio
Sin detallar, la directora comentó que Esmeralda Santiago ya vio el filme y “le gustó”, aunque “tuvo sus comentarios”. Comoquiera, el equipo de producción está esperanzado de que “América” pueda ser exitosa a nivel mundial.
“Nos mantenemos con grandes expectativas. Quisiéramos que se venda en todo el mundo, que la vean millones de personas, que se la disfruten y que conecten con la historia”, concluyó.
Es la dramática historia de América González, personaje que la reconocida escritora boricua Esmeralda Santiago creó en su novela “El sueño de América” y que la directora Sonia Fritz recreó para la película “América”, cuyo estreno está pautado para marzo del año entrante en la Isla.
Pero la cinta ya comienza a darse a conocer en el exterior, pues su dirección fue galardonada recientemente cuando la también profesora de cine recibió el prestigioso Nancy Malone Directors Award por parte de la organización Women in Film. En ese contexto, Sonia Fritz quiso compartir su emoción ante el reconocimiento y adelantarle algunos detalles del filme a El Nuevo Día.
“Haber sido considerada entre 140 proyectos de mujeres activas es un orgullo total. Es un gran logro para mí, pero también para el equipo que trabajó en esta pieza”, dijo en torno a la producción de Frances Lausell para la compañía de ambas, Isla Films.
Eso, sin embargo, no es lo único que mantiene al elenco contento. Y es que el largometraje boricua, que cuenta con el apoyo de la Corporación de Cine de Puerto Rico, también está confirmado para exhibirse del 1 al 13 de marzo en el Cinequest Film Festival, que suele celebrarse después de los premios Oscar en California.
“En la etapa de posproducción, estamos terminando la mezcla de sonido, luego haremos la copia final en Nueva York y entonces todo estará listo. Pero ya sabemos que vamos a participar en un prestigioso festival en el que los actores podrán participar del ‘screening’ y contestar preguntas”, mencionó sobre la coproducción de Edward James Olmos y Limary Nadal, quien también protagoniza la película.
Todo un reto
Para Fritz, este proyecto ha sido el mayor reto de su carrera, aunque admite que fue un gusto trabajar junto a un elenco de actores como Tony Plana (“Ugly Betty”), Rachel Ticotin (“The Sisterhood of the Traveling Pants”), Edward James Olmos (“Miami Vice)” y Frank Perozo, novio de la actriz Denise Quiñones. Asimismo, destaca la participación de puertorriqueños como Teresa Hernández, Luz María Rondón, Luis Gonzaga, Michael Stuart, Anamín Santiago y Marisé Álvarez.
“Fue una película muy complicada y compleja, porque es una adaptación de una novela de más de 300 páginas que debió resumirse en un guión de 90, manteniendo la esencia y el espíritu de los personajes y la historia”, sostuvo.
En ese proceso, la directora explica que se concentró en hacer la historia “mucho más visual y menos contada”, con el fin de contrarrestar los numerosos monólogos de la obra escrita.
Además de la dificultad de la concisión, ella reconoce -sin revelar la cifra- que “tuvimos un presupuesto apretado” para poder rodar a “América” en un período de 18 días.
Cabe destacar que las escenas se filmaron durante cinco días en Vieques y San Juan, donde recrearon el interior de la casa del personaje principal, el aeropuerto y una lavandería. Mientras tanto, los exteriores de esos espacios fueron plasmados entre un aeropuerto, el puente de Queensboro y paradas de trenes de la Gran Manzana. Allí, por casualidad, lograron capturar la caída de nieve.
Vigencia social
Por su filmografía, lo que más fácil -aunque intenso- se le hizo a Fritz en esos momentos fue llevar una trama basada en la violencia doméstica, la inmigración y las complejidades de la relación interpersonal entre madre e hija.
“Me siento cómoda hablando de mujeres, pues conozco su psicología y me interesan sus historias. Además, yo también inmigré de México para acá (Puerto Rico), por eso tramas como ésta me llenan”, expone.
Por tal motivo, como en el libro, la también productora quiso subrayar en la cinta la narrativa de una mujer que hace lo posible para impedir que un ciclo de violencia pase a la tercera generación de su familia.
En ese sentido, la principal razón por la que aceptó el trabajo radica en que a ella le parece que se trata de un “tema muy contemporáneo, en este mundo tan globalizado de gente que se muda de su lugar de origen por razones económicas y mujeres que abandonan a sus hijos mientras consiguen una mejor vida”.
Precisamente, Fritz entiende que su ya premiada dirección en el filme sobresale por la habilidad que tuvo de “destacar tanto a la mujer individual y como en colectivo, como un grupo de féminas que están luchando”.
La autora ya la vio
Sin detallar, la directora comentó que Esmeralda Santiago ya vio el filme y “le gustó”, aunque “tuvo sus comentarios”. Comoquiera, el equipo de producción está esperanzado de que “América” pueda ser exitosa a nivel mundial.
“Nos mantenemos con grandes expectativas. Quisiéramos que se venda en todo el mundo, que la vean millones de personas, que se la disfruten y que conecten con la historia”, concluyó.
Entre Nos
http://entrenosfilm.com/
Watch the official trailer: http://www.youtube.com/watch?v=EVzOTSwtJb4
See their message: http://www.youtube.com/watch?v=dc9Rk0RJPIc
It is a true story about a Colombian family who emigrates to the US. This film has a very strong and real purpose. Watch it for free, order a copy FOR FREE, share it with your students, family and friends, and follow its instructions on order to JOIN THE CAUSE and sign the petition for immigration reform. You can also order a copy for free and screen it wherever you want.
The movie is also available on Netflix and it is a wonderful and greatly organized project.
It is a truly great resource for all teachers, professors and community leaders. And they even provide you with a discussion guide [@ their website]!
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The writer and activist Aurora Levins Morales needs your help
Dear all,
Have you ever wonder who cares about what you do? Who cares about what you write? Have you ever thought that what you write, paint, say, or think really does not make a change? ...that it's just not enough? Have you ever felt the call for duty in your communities?
Well... here is that opportunity.
In case you have not seen it already, please take a minute to read this letter written by Susan Raffo and Aurora Levins Morales. A.L.M. needs our help. This is one of those moments in which we can go beyond just academics, and empty intelectualismos, and make them meaningful, and take an active role in our communities.
Please also share it with other people.
Thanks!
Good Medicine: Honoring Aurora Levins Morales through thought and action
by Susan Raffo on Saturday, November 20, 2010 at 9:47am
A piece written in partnership between Susan Raffo and Aurora Levins Morales. Please share this.
"It is part of our task as revolutionary people, people who want deep-rooted, radical change, to be as whole as it is possible for us to be. This can only be done if we face the reality of what oppression really means in our lives, not as abstract systems subject to analysis, but as an avalanche of traumas leaving a wake of devastation in the lives of real people who nevertheless remain human, unquenchable, complex and full of possibility." Aurora Levins Morales, Medicine Stories
What is medicine? If you believe the pharmaceutical industry, it is a synthetic or naturally-derived substance that we bring into our bodies to make whatever is uncomfortable or painful go away. It usually names the things it is trying to change as “bad” and the effect of taking it as “good.” We learn, when we take this substance, that other things might happen, side effects, as it were. These, we are told, are not important and can be noticed but ignored. What is most important, we are told, is that we get well in a very specific way.
Medicine is powerful. Medicine can help us or it can hurt us. Medicine is pushed at us, medicine is sold to us, medicine is something we take by choice. Medicine is power.
But not all medicine is what the pharmaceutical industry would have us believe. At its core, medicine is a substance we take into ourselves to shift some kind of pattern, to effect change. We do not always know what the results will be.
I have invited a lot of medicine across my life. Sometimes this medicine has been chemical, taking chamomile when I can’t sleep, raspberry leaves when my cramps are strong. I have taken calcium and fish oil tablets, vitamin C and homeopathic remedies, Tylenol and antibiotics, steroids and clomid. I have had medicine that helped me to cry when the tears felt stuck inside. Sometimes that medicine has been a friend at the right time or a sudden cool breeze flashing across my heated face. And I have had a lot of medicine that has helped me become the kind of person I most want to be, to open the places that have been closed. This is medicine, an antidote if you will, to all of the insistence surrounding me every day, the insistence that I relax into my whiteness, focus only on my own family, buy more things. This illness of the isolated individual is an illness brought about by capitalism. There are medicines that can help.
Aurora Levins Morales has always been medicine for me. Her words, her thoughtfulness, her spirit fingers that seem to push right into the sore or vulnerable places while I am reading her words. Aurora has been good medicine.
So what do we do when one of our healers is struggling? What happens when the social harm of unmitigated capitalism, of forced individualism, of unexamined ablism ends up attacking one among us whose work has always been a gift to our greater healing? How do we respond?
Good medicine does not exist outside of a circle. When medicine is part of all of who we are then it is grown or created sustainably, making sure it is available for those who need it when they need or want it. It is never forced on a person or a community. It is never offered without great intent and awareness of its possible effect. This is not how most healthcare or systems of medicine work in the US. But this is the system that we can create. We can do it by paying attention to struggle when it shows up.
I live with the consequences of 20th and 21st century US and Caribbean society, with the unbridled commercial assault on our ecosystems, which include our bodies. Because of a genetic variation that makes my liver less efficient, the massive number of toxins we're exposed to accumulate in my body and make me sick. I live with constant chronic pain in my joints and muscles, with environmentally triggered complicated migraine that scrambles my nervous system, speech and motor control when I'm exposed to perfumes and a host of other things and led, in 2007 to a stroke; with a wildly overburdened immune system that thinks ordinary foods are enemies and throws me into emergency room crises over an accidental bite of spinach, with epilepsy that can strike me down and hurl me dangerously onto the floor head first, so that I've had repeated brain injuries leaving me speechless for months, and that can be set off by flash cameras, and of course by stress. Recently I have developed diabetes, and have now tested positive for Lyme disease, including co-infections, probably acquired in the early 70s in New Hampshire, and possibly the cause of excruciating leg pains, many of the above symptoms, and small scars scattered throughout the white matter of my brain.
And like millions of others awaiting a clear diagnosis and effective treatment in the face of heavily vested interests against us, I live with severe, debilitating fatigue, an exhaustion so far beyond the meaning of tired that it needs a different language.
When I say fatigue I mean a powdery white sensation, like silently falling ashes. I mean an odd, painful tightness all over as if my skin were shrinking around me. I mean when the plugs in the arches of my feet are pulled out and every ounce of fuel drains away. I imagine it's my blood that you can see me turning white as the level drops, a sinking line of ordinary color like a receding tide. I mean the fine almost imperceptible tremor of muscles that just can't. Can't hold a book, lift a glass of water, pick myself up I mean the trip to the bathroom is a marathon something to summon up courage and strength for and then crawl back onto the bed, muscles cramping and shaking.
What all this means is that over a period of twenty years my ability to work has eroded away to nothing. I've been unable to work at all for five years. My elderly parents are supporting me out of their finite retirement fund. I need expensive medical treatment and many hours a week of attendant care. I can't go to most public events because everyone wears scented something and everyone carries a little flash camera. It's hard to meet people, make new friends, expand my circle. I can't travel to meet my readers and talk with them. I can't go to conferences, give readings, march in the streets, or go to most people's houses. I write slowly, painfully, seeking out tiny pockets of energy I can occupy with poetry, with essays, with the half dozen books in progress I have been holding inside me.
I know that what sickens and exhausts me is the same array of forces that sickens and exhausts the world, that I'm not alone in this struggle, that it's one struggle everywhere, but in the day to day effort of getting out of bed and sitting at this desk to put one word after another, most of the time I feel shatteringly alone, and this adds weight to my fatigue.
There is always cost in speaking out against power. We all know activists, artists and writers, many of them women of color, many of them queer, many of them raised poor or raised hard, who have spent years giving voice to the truth of their bodies, being called crazy, being held to the side for what they have said and then, over time, the struggle has taken a toll. Many have died.
Part of visioning, of dreaming, and of creating whole communities where we operate out of love and sustainability, means remembering all of what and who brought us to our power. It means remembering the medicines we have taken that have cleared away the white noise and helped us to know ourselves, sometimes for the very first time. It means making sure that medicine is cared for, treated as a renewable resource, not something that we will use up until there is no more. It means recognizing that we are each connected to the other, that every one of us gets to determine for ourselves when we are “well” and when we are “unwell” and to then ask for what will support us. It means showing up for each other, remembering and feeling the ways in which our thoughts, our actions and our struggles are not separate.
Here is what showing up looks like. These are in Aurora’s words, her request sent out to the community at large. Read and imagine acting:
Money: Very simply, send a check, go through PayPal, spread those resources a bit further. How does money translate?
$5 buys me 20 minutes of help, long enough to prepare a meal, or load the dishwasher, or take several phone calls or pieces of paperwork off my mind.
$10 buys a week of organic greens or two ink cartridges for my printer, two goat cheeses or 40 minutes of help which is long enough to do the laundry, or with luck, resolve an insurance billing problem, find and order a replacement part for something, or clear my desk so it’s ready for me to write.
$15 buys me two hours of car share access so I can run errands on my own, or go up into the hills and be in nature for an hour.
$17 buys me an hour of assistant help, long enough to clean the kitchen, research some publishing options, or prep vegetables for the week, or a round trip paratransit ride to a specialist in San Francisco or the co-pay on a month of thyroid medication, or a quart of organic olive oil.
$20 buys me a disabled bus pass for a month, a poetry book, two weeks of high potency omega oil or an expedition with BORP, which takes disabled people into the wilderness and renews my spirit.
$25 buys two weeks of goat milk yogurt, one week of organic chicken, a book of history or liberation theory, or one day’s rent.
$50 buys me an hour of consulting on how to build my chemically safe mobile home or a month of internet and phone service or a month’s supply of the powder I use to remove toxins from my gut.
$75 buys me a pain-relief massage
$150 buys an IV treatment or nine whole hours of attendant care
$200 buys an appointment with the Lyme specialist or my integral medicine doctor, or two weeks of supplements.
$300 buys me a week of housing at VONA Writers of Color workshop or half a year of dental insurance.
$400 buys me three days of attendant care/assistant time, my weekly allowance. My home is clean and organized, I don’t exhaust myself dealing with red tape, my papers are organized, and I have good food to eat. It buys a few hours in which I have the energy to write.
$500 buys me a week-long intensive at VONA Writers of Color workshop, or 1/100th of the chemically safe tiny mobile house I hope to live in.
If you live in the Oakland-Berkeley area, you can help with a ride to a doctor’s appointment when I’m too tired to get there myself. Pick up my meds or groceries. Come over and chop up and cook some vegetables for me. Plant food and medicine in my garden. Water it. If you have a mold-free, chemically clean house in the country, offer me time there to be with nature and renew myself.
Technical help. Help me set up systems, software, tools that will save me energy and make sense to my injured brain. Help other people set up the technology that will let me lecture or read long distance in their classrooms, at conferences, in university auditoria, from my bed. Help me scan things, digitize audio tapes, edit images, record myself.
Tell people about my books. Buy them for yourself and for friends. Quote them on your facebook page. Solicit my writing for publication.
Find well-paid opportunities for me to speak, read, or teach via the internet. Invite me to participate via Skype in interesting discussions and projects.
Correspond with me. Visit my web site and join a forum. If you live near me, see if I want a (scent-free) visitor for a cup of tea. If you live far, ask if I’d like to visit by Skype. If you would love to talk about something with me, write to me and say so. If my work has moved you, write to me and tell me all about it, in detail.
Help me find other people who want to join me in building chemically accessible mobile co-housing based in Berkeley.
Help me develop a list of chemically safe houses I could stay in if I was well enough to travel, especially in Boston and Minneapolis, but other places, too.
Educate yourself and others about access and inclusion for the chemically, immunologically and neurologically injured. Stop wearing scented products in my name. You never know who you’re hurting. Help create chemically safe social spaces. Invite me to them. Learn about disability justice and bring it into whatever you’re doing.
Until either my body or at least a portion of the world around me recovers, I’m going to be physically isolated, but this doesn’t mean I have to struggle alone. It’s not just disability that isolates me. We live in a society that emphasizes the individual to terrifying extremes, so that our natural tendency to care for and be with each other is everywhere undermined. We forget one another. We don’t automatically ask to share the burdens and delights of holding one another. We don’t collectivize struggles to make them lighter. We don’t cherish and honor our elders. We’re taught to hurry, to be busy, to feel overwhelmed by each other’s difficulties. We’re taught to maintain, to make do with our own survival. It makes us reluctant to disturb the routines we’ve figured out will keep us afloat. We forget that group survival is easier. The culture of individualism leaves us ashamed when we need help, awkward and afraid to offer it. We’re taught to value privacy over intimacy. It’s the cost of doing business in a profit driven society, and I refuse to settle for it.
I have a strong spirit, but it’s not inexhaustible. Fighting alone uses me up. Without you, my chances aren’t that good. My generation of radical, feminist women of color has been dying young. My generation of radical feminist Jewish women, too. It takes a village to live. I am building a virtual village around myself, because it will keep me alive and because it will improve all of our chances. I have a lot to give, but it’s not sustainable to give it without more nourishing relationships. I need money and volunteer labor, emotional, intellectual and spiritual connection, and help expanding my web until it’s big and strong and flexible enough to support my work.
It starts by knowing each other, so I invite you to know me. My web site will be set up with an open forum and smaller discussion groups by invitation. I’m creating online classes and workshops, and joining conversations in other places via Skype. I’m easy to find on Facebook. I want people of all ages and origins in my life.
I want a wide network of people who feel connected to me, who befriend me, who seek me out to think with, to share stories, to ask how I am, to tell me how they are using what I have made, who will notice if I am missing. I want a band of fellow travelers, an extended family, people I can call on. I won’t belong to the world where much loved artists die alone in poverty. I insist on a kinship web of people who will feed each other when there’s not enough food, come to each other’s rescue, and offer each other shelter, in defiance of all that splits us.
I want interdependence and community as more than words. In order to do this, I have to practice. Awkwardly, intentionally, again and again, I have to practice. I don’t know what it means to live in ways that support art-making and creativity, that fully supports those people who show up with the medicine that opens our lives up even further. I have grown up with the same things you have, a private medical system and a culture of shame that still and again, sees illness or disability as a personal problem and any act of support or aid as charity. Transforming this means practice, daily and never ending practice. How do we show up for each other? How do we remember the things that have come before us – the people, the words, the experiences that have made us stronger and more whole?
Practice with me. Practice taking a moment to really think hard about what we do when one among us is struggling. If Aurora’s words and work are part of what has touched you, made you go deeper and feel clearer about the world you want to create, then give back to the circle. This is what it means to be in community, to be in solidarity with those whose struggles are different from ours but whose lives are connected.
"Solidarity is not a matter of altruism. Solidarity comes from the inability to tolerate the affront to our own integrity of passive or active collaboration in the oppression of others, and from the deep recognition of our most expansive self-interest. From the recognition that, like it or not, our liberation is bound up with that of every other being on the planet, and that politically, spiritually, in our heart of hearts we know anything else is unaffordable." Aurora Levins Morales
Send money to: PayPal account: aurora@historica.us Physical checks mean tiring trips to the bank. If you don’t have access to PayPal send checks made out to “Susan Raffo” c/o RLM Arts 3745 Minnehaha Ave. S. Minneapolis, MN 55406 with “Aurora” in the memo line. Send letters to: aurora@historica.us
And please, forward this piece as broadly as you would like.
Susan and Aurora
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